La mantequilla en punto pomada es simplemente el estado intermedio entre la mantequilla sólida y líquida, es decir, la mantequilla debe tener una textura semi-sólida, untuosa, como si de una pasta de dientes se tratara (ya sé que la pasta de dientes no pinta nada, pero para hacernos una idea). Normalmente, si la mantequilla está a temperatura ambiente, se consigue una textura pomada si la batimos con un tenedor, pero hay que tener en cuenta siempre la humedad y temperatura del sitio en el que estamos. No es lo mismo estar en verano o invierno, en un sitio de costa o montaña...
Os voy a decir como hacerlo, como lo he visto hacer toda la vida, seguro que hay más formas de conseguir esa textura, pero está me funciona a la perfección, y muy sencillo.
Lo más fácil es cortar en daditos la mantequilla que necesitemos para la receta. Poner en un bol e introducirlo en el micro unos segundos, vigilando que se funda una tercera parte de la mantequilla.
Sacamos el bol del micro y batimos energicamente hasta obtener una especie de pomada, de ahí el nombre.
Si ves que está demasiado líquida, esperar hasta que enfríe un poco, ir mirando hasta que tenga el punto deseado, con cuidado que no se pase porque sino volvería a solidificarse.
Recordar que la mantequilla en punto pomada se utiliza en multitud de platos, normalmente en repostería, y la verdad, es que cambia el resultado final si realmente la mantequilla se usa debidamente.
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